Delimitación.
CANATLÁN,
DGO.- Para Jaime Ruiz Canaán, ex diputado, el antidoping a estudiantes de
secundaria no resuelve el problema del narcomenudeo en el estado; una solución
a fondo radica en implementar valores morales al sistema educativo, empezando
por los maestros.
?Nadie
puede dar lo que no tiene, de manera que son los profesores quienes también
deben guiar con el ejemplo y apoyarse con los padres de familia para atacar de
raiz ese lastre de la sociedad: el narcomenudeo?, afirmó el también ex Alcalde
de Canatlán.
De
llegar a aplicarse el antidoping en las escuelas, ayudaría en parte a solucionar
un problema que cada día se extiende por el interior del estado; permitiría en
todo caso detectar a determinados alumnos adictos y hasta se les facilitarían
los medios para la rehabilitación, pero eso no terminaría nunca.
Ruiz
Canaán considera que el problema central es la falta de valores morales en el
sistema educativo desde preescolar hasta profesional, pues la realidad
demuestra a través de los tiempos que las sociedades humanas se han venido
degenerando a pesar de los avances tecnológicos y científicos.
En
las aulas no solamente se necesitan dicidores de los valores, sino gente
práctica en los mismos que pregonan para poder convencer a quienes los escuchan
y estar en condiciones de vencer las adicciones que cada vez crecen en
detrimento de la familia y la sociedad en general.
La
UNESCO, en su informe en Delors, en 1996, sobre Educación en el S. XXI, propone
cuatro pilares de la educación:
- Aprender a conocer.
- Aprender a hacer.
- Aprender a convivir.
- Aprender a ser.
Es
necesario aplicar estrategias para el aprendizaje sobre la base del respeto y
de la responsabilidad. Y el educador debe ser modelo, así como el aula debe ser
una comunidad que vaya en la búsqueda de un óptimo desempeño en las actitudes y
la formación de las personas, tratando de hacer intervenir en el objetivo común
a alcanzar en esta educación en valores, a la familia y a la comunidad.
El
ámbito escolar, es pues más complejo que el familiar, ya que es en este en
donde el alumno está en contacto directo con personas de su edad en donde establece
relaciones, así como también con adultos que no son sus padres. Es pues, aquí
donde se pone de manifiesto la formación de competencias cívicas y éticas; los valores que ya
traen de casa y los que hacen falta reforzar en la escuela.
La
escuela debe asumir la formación valoral, entendiendo por ella la que promueve
el desarrollo de la capacidad de formular juicios morales y de actuar en
consecuencia. No se trata de transmitir determinados valores en el sentido de
adoctrinamiento, sino de brindarlos, para que sean puestos en práctica en
determinadas situaciones por los alumnos.
La
escuela es un espacio privilegiado para que se haga realidad la socialización, la transmisión de valores prácticos
de convivencia; respeto entre sexos, cooperación, tolerancia, la capacidad de
trabajar en equipo y el desarrollo del juicio moral.
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