domingo, 20 de enero de 2013

Delimitación.


Delimitación.

CANATLÁN, DGO.- Para Jaime Ruiz Canaán, ex diputado, el antidoping a estudiantes de secundaria no resuelve el problema del narcomenudeo en el estado; una solución a fondo radica en implementar valores morales al sistema educativo, empezando por los maestros.
?Nadie puede dar lo que no tiene, de manera que son los profesores quienes también deben guiar con el ejemplo y apoyarse con los padres de familia para atacar de raiz ese lastre de la sociedad: el narcomenudeo?, afirmó el también ex Alcalde de Canatlán.
De llegar a aplicarse el antidoping en las escuelas, ayudaría en parte a solucionar un problema que cada día se extiende por el interior del estado; permitiría en todo caso detectar a determinados alumnos adictos y hasta se les facilitarían los medios para la rehabilitación, pero eso no terminaría nunca.
Ruiz Canaán considera que el problema central es la falta de valores morales en el sistema educativo desde preescolar hasta profesional, pues la realidad demuestra a través de los tiempos que las sociedades humanas se han venido degenerando a pesar de los avances tecnológicos y científicos.
En las aulas no solamente se necesitan dicidores de los valores, sino gente práctica en los mismos que pregonan para poder convencer a quienes los escuchan y estar en condiciones de vencer las adicciones que cada vez crecen en detrimento de la familia y la sociedad en general.
La UNESCO, en su informe en Delors, en 1996, sobre Educación en el S. XXI, propone cuatro pilares de la educación:
  • Aprender a conocer.
  • Aprender a hacer.
  • Aprender a convivir.
  • Aprender a ser.
Es necesario aplicar estrategias para el aprendizaje sobre la base del respeto y de la responsabilidad. Y el educador debe ser modelo, así como el aula debe ser una comunidad que vaya en la búsqueda de un óptimo desempeño en las actitudes y la formación de las personas, tratando de hacer intervenir en el objetivo común a alcanzar en esta educación en valores, a la familia y a la comunidad.


El ámbito escolar, es pues más complejo que el familiar, ya que es en este en donde el alumno está en contacto directo con personas de su edad en donde establece relaciones, así como también con adultos que no son sus padres. Es pues, aquí donde se pone de manifiesto la formación de competencias cívicas y éticas; los valores que ya traen de casa y los que hacen falta reforzar en la escuela.
La escuela debe asumir la formación valoral, entendiendo por ella la que promueve el desarrollo de la capacidad de formular juicios morales y de actuar en consecuencia. No se trata de transmitir determinados valores en el sentido de adoctrinamiento, sino de brindarlos, para que sean puestos en práctica en determinadas situaciones por los alumnos.
La escuela es un espacio privilegiado para que se haga realidad la socialización, la transmisión de valores prácticos de convivencia; respeto entre sexos, cooperación, tolerancia, la capacidad de trabajar en equipo y el desarrollo del juicio moral.

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